lunes, 4 de octubre de 2010

You're my dream come true Parte 2 Final



Me besó, mis manos estaban entrelazas alrededor de su cuello, y sus manos estaban en mi cintura, haciéndome quedar totalmente pegada a él. Me tropecé y los dos caímos en la arena, durante un instante los dos nos miramos fijamente el uno al otro, luego estallamos en risas.




No estaba segura de cómo había pasado todo, pero de repente me sentía más unida a él que a cualquier otra persona, pasábamos horas los dos juntos, horas que parecían segundos. Nadie sabía nada, habíamos preferido tenerlo en secreto, realmente no es que nos preocupase demasiado lo que la gente pensase pero a ninguno nos apetecía tener que aguantar lo comentarios. Mis amigas a menudo me preguntaban donde pasaba las tardes, muchas veces me había excusado en los estudios, otras veces en la familia y otras en los entrenamientos. Este fin de semana era el cumpleaños de Andrea, y, aunque no pudiese faltar, no me apetecía demasiado, estaba muy bien con Joe, no me cansaba de permanecer a su lado, en el instituto me resultaba un infierno no poder acercarme a él, pero teníamos que hacerlo si queríamos que todo continuase como hasta ahora.




Pasaron los días y ya era sábado, según habían pasado los días me había ido ilusionando por la fiesta de pijamas de Andrea. Nos pasábamos las clases, sobre todo si eran aburridas, hablando de lo que íbamos a hacer. Teníamos pensado cenar fuera, en alguna pizzería, luego, al llegar a su casa, nos pondríamos los pijamas y haríamos lo típico: pintarnos las uñas, ponernos mascarillas, mirar revistas, hablar de chicos... Esa parte me preocupaba un poco “hablar de chicos” en nuestro grupo de amigas significaba describir con pelos y señales lo que nos gustaba del chico en que estábamos interesadas, y era bastante difícil mentir, nos sabíamos todos los gestos que podríamos hacer cada una ante un mentira, algo normal teniendo en cuenta que son mis amigas desde que tengo uso de razón.






Cuando que acabaron las clases nos fuimos cada una a nuestra casa a prepararnos, en una hora estábamos todas en el centro comercial, habiendo pasado antes por casa de Andrea para dejar nuestras maletas. Dimos una vuelta por el centro comercial y luego fuimos a cenar.
Nos sentamos de modo que Andrea presidiese la mesa.







-¿Qué queréis cenar? Aprovechad que invito.



-No te preocupes, no pensábamos pedir toda la carta.-Dijo Ana



-¿A no?-Dijo Mayre extrañada- Creía que ese era exactamente el plan.



Todas estallamos en carcajadas.



-¿Y si pedimos unas cuantas pizzas para todas?-Jessica dijo eso mientras miraba la carta



indecisa



-¡Sí!-Respondimos todas al unísono.



-Voy yo a pedirlas, ahora vuelvo.



Cuando volvió venía con una pizza con 15 velitas de colores. Todas empezamos a cantar “Cumpleaños feliz”, pero al soplar las velas, una vez apagadas, se volvieron a encender. Todas estallamos en carcajadas ante la cara de sorpresa de Andrea al ver las pequeñas llamitas volver a aparecer, seguro que era alguna artimaña de Jessica. Volvió a soplar, esta vez algo más fuerte, pero las velitas se encendieron otra vez como por arte de magia, a la tercera vez soplamos todas juntas y las velas decidieron que solo podían luchar contra una persona.
Ya estábamos en pijama, con tres cuencos gigantes de palomitas y preparadas para enfrentarnos a la película de miedo que había elegido Mayra, y si la había elegido ella seguramente no podría dormir bien esa noche, aunque tampoco teníamos intención de dormir mucho. Luego miramos revistas y clasificamos a los actores y cantantes más guapos y atractivos. Nos lo estábamos pasando en grande, pero llegó un momento en que ninguna podía estar más de diez minuto sin cerrar los ojos un rato, finalmente decidimos dormir. Esa noche mis sueños no fueron muy claros, vi las caras de mis amigas, también a Joe...
Cuando me desperté estaba totalmente desubicada, las paredes rosas del dormitorio de Andrea habían sido cambiadas por unas celestes, el saco de dormir en donde me había acostado había
desaparecido y ahora estaba encima de una cama, la ventana que estaba enfrente de la cama había sido reemplazada por un tocador y la ventana más próxima estaba en el lateral, junto a la cama. Un par de minutos después me di cuenta de que estaba en mi cuarto, aunque no sabía bien como había llegado hasta ahí, la voz de mi madre me gritó desde la plata baja:
-¡Eli, vístete deprisa o no llegaras!
Miré el reloj y efectivamente, solo tenía 7 minutos para vestirme y cepillarme el pelo. Me puse lo primero que pillé y me recogí el pelo en una trenza despeinada. Mi madre me esperaba impaciente en la mesa de la cocina, me comí lo más rápido que pude la tostada y salí a la calle. Cuando llegué al colegio no vi el coche de Joe, y eso era muy raro, él siempre llegaba el primero y no era temprano.
Las clases pasaron sin ver a Joe, las semanas...rápidamente habían pasado dos meses, me había olvidado de Joe sin apenas darme cuenta, pronto era un vago recuerdo del que solo guardaba un rostro borroso.
Era un día frío andaba mirando al suelo mientras repasaba un examen que tenía a primera hora cuando me tropecé con alguien, me disculpé inmediatamente y luego le miré. Me di cuenta de que no había visto a ese chico nunca. Me fijé en sus ojos, era guapísimo.
-¿Eres nuevo?
-Em...sí, soy Joe, encantado.